Los mellizos Tina y Leo se lo han pasado de miedo esta tarde en el parque. De vuelta a casa, mamá ha preparado el baño como todas las tardes. Tina y Leo se bañan juntos, ¡les encanta! Agua calentita, muchos juguetes… ¡y a chapotear!
Aunque mamá siempre les diga que tengan cuidado con tanto chapoteo, a Tina y Leo les gusta mucho que el agua salpique. Hoy, además, toca lavar el pelo. Así que después de enjabonarles todo el cuerpo, mamá les ha puesto champú en la cabeza. Primero a Leo y luego a Tina. Ha comenzado a frotar, y frotar, y frotar… hasta que se les ha llenado la cabeza de espuma.
- ¡Pareces una tarta!, le ha dicho Tina a Leo. Y los dos han empezado a reír a carcajadas.
- Papá, ven, soy una tarta!!
- Papá, ven, soy una tarta!!
Papá ha entrado a toda velocidad en el baño para ver las cabezas de Tina y Leo convertidas en bonitas tartas de champú. Pero sin darse cuenta ha resbalado con el agua que había caído fuera de la bañera y se ha pegado un buen culetazo.
- ¿Estás bien?, ha preguntado mamá, un poco preocupada.
- Sí, tranquilos. ¡Tina y Leo han vuelto a llenarlo todo de agua! Oye, es verdad que parecéis dos tartas… Ahora no tengo dos niños, ¡tengo dos merengues gigantes!
- Sí, tranquilos. ¡Tina y Leo han vuelto a llenarlo todo de agua! Oye, es verdad que parecéis dos tartas… Ahora no tengo dos niños, ¡tengo dos merengues gigantes!
Y todos han vuelto a estallar en risas. Papá se ha levantado del suelo y Leo le ha dicho “Papá, no queremos que te vuelvas a caer, intentaremos tener más cuidado con el agua”. “Eso está muy bien, Leo”, ha contestado papá. “¡Es una muy buena idea para una cabeza de merengue!”
Ilustración: Ana del Arenal
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